Caracas, ciudad intransitable para personas con discapacidad motora


Por Mónica Duarte
@M0n1k1ta

caracas-accesible-pedro-marreroLa accesibilidad es una deuda que limita la capacidad de independencia a las personas con movilidad reducida. El interés de los organismos públicos es inexistente y la indiferencia ciudadana lo acompaña.

El primer obstáculo son los escalones en las edificaciones y casas. Luego, atravesar las aceras en mal estado y con tramos imposibles de recorrer. Al llegar a la parada de autobuses los postes que sostienen el techo de la misma no dan espacio suficiente para el acceso, hay que esperar fuera. El transporte no cuenta con rampas de abordaje o se debe esperar hasta 10 unidades para poder acceder a una. De lo contrario, la opción final es rodar por el pavimento irregular sorteando carros el tiempo que sea necesario hasta encontrar un camino peatonal seguro. En Caracas, son muchas las barreras físicas que impiden el desplazamiento independiente de personas con discapacidad motora y movilidad reducida.

Cerca del 6% de toda la población capitalina posee algún tipo de discapacidad, según el censo nacional del año 2011. De este porcentaje 24.685 personas viven con discapacidad músculo esquelética. Para ellos, el transitar y disfrutar la ciudad se vuelve un verdadero reto cotidiano debido a la falta de infraestructura pública que permita el paso y movilización con una silla de ruedas, andadera o muletas.

Más allá de ampliar las aceras o acondicionar con rampas los diferentes establecimientos, la plena accesibilidad de personas con discapacidad se logra a través de una política integral para los espacios públicos. Al estar en manos de las diferentes alcaldías, la división político territorial de Caracas hace más difícil articular un plan de cambio que unifique toda la ciudad bajo un único patrón. La urgente necesidad de una adecuación arquitectónica se ve frenada por conflictos políticos y engorrosos procedimientos burocráticos.

Aunque desde el año 2007 se cuenta con una Ley para Personas con Discapacidad que ampara sus derechos -entre ellos la plena accesibilidad y transitabilidad en sus artículos 31, 37 y 38- esta se encuentra inoperativa, pues el reglamento que especifica los procedimientos de ejecución sigue sin aprobarse. Con ocho años de letra muerta y prácticamente ninguna adecuación estructural, Carcas se ha vuelto más hostil y deteriorada. Por su parte, el Concejo Nacional de Personas con Discapacidad (CONAPDIS) ha pasado, desde su creación en 2006, por la tutela de tres ministerios diferentes para ubicarse hoy en el Viceministerio de la Suprema Felicidad con una gestión discontinua con poca huella material.

Ordenanzas legales

0 Accesobilidad ccs2Está determinado que las Normas COVENIN (Comisión Venezolana de Normas Industriales) establecerán las especificaciones para adecuar las aceras, paradas, pasarelas, vías de comunicaciones y unidades de transporte. Sin embargo, las más recientes en materia datan de 2001 y no están ajustadas a las nuevas imposiciones legales.

Pedro Marrero, creador de la iniciativa ciudadana Caracas Accesible, lleva dos años recolectando información legal para hacer valer sus derechos como persona con discapacidad, pero se ha encontrado con trabas burocráticas y lagunas jurídicas. “Hay un proyecto de ley que tiene paralizados todos los procesos de aplicación de la anterior y que, en realidad, representa una mejoría muy poco significativa”, afirma Marrero.

Basta con mirar la mayoría de las aceras en Caracas para notar que no se cumple con lo establecido en la normativa industrial vigente, a pesar de que su última actualización fue en el año 2004. Municipalmente, todas las ordenanzas contemplan las adecuaciones para la integración de las personas con discapacidad: pavimento regular y uniforme, ancho de las aceras entre 1,22 y 2,14 m. de espacio libre, rampas de acceso con pendientes no mayores al 12% de inclinación y ancho mínimo de 0,90 m.

“Adecuar estos espacios tampoco debería ser tan difícil, puesto que está establecido en estas mismas ordenanzas que las multas por incumplimiento irán a un “fondo de accesibilidad” que permite el auto financiamiento de los proyectos”, explica Pedro Marrero.

En cuanto al transporte, la norma COVENIN, que contiene las especificaciones físicas de los minibuses urbanos, es del año 1999 y no contempla espacios especiales para personas con discapacidad ni adecuaciones físicas para la movilidad. Esto se ve reflejado, directamente, en la inexistente flota de autobuses de líneas privadas que permitan el embarque de un pasajero con movilidad reducida.

Asdrubal Isturiz, del departamento de control del Instituto Nacional de Transporte Terrestre asegura que no se tiene un ensamblaje ni adecuación real de vehículos con esta tecnología para personas con discapacidad en el país. “Desde el Instituto hemos errado porque, muy a pesar de que hemos tratado de exigirles a las empresas que adecuen sus unidades, el abordaje de discapacitados es muy complicado”, admite el funcionario.

Alternativa única de transporte

metro-accesibleLa falta de disposición legal y voluntaria para los ajustes en el sistema privado ha hecho de los medios públicos la única forma viable de movilización dentro de la ciudad. Metrobus y Metro de Caracas son las pocas alternativas que cuentan con accesos y espacios dispuestos exclusivamente para personas con discapacidad, adultos mayores y embarazadas. Además, en su formación todos los operadores reciben un curso para atender personas con discapacidad. Diariamente, las estaciones más concurridas del Metropueden movilizar hasta 200 personas con algún tipo de discapacidad, según lo reportan sus trabajadores.

El sistema subterráneo capitalino posee intervenciones en infraestructura y equipamientos adecuados incluso desde antes de la aprobación de la ley en 2007, lo cual indica una incitativa particular. Desde 1983 el Metro de Caracas cuenta con escaleras mecánicas y las nuevas líneas que se han construido desde 1999 a la actualidad tienen rampas y ascensores. “Los nuevos trenes, marca CAF, de la línea 1 que operan desde 2013 cuentan con espacios especiales y piso bajo que facilitan el embarque y desembarque. Pero no todo el trabajo está hecho, las escaleras necesitan ser modernizadas, muchas veces son paralizadas para el ahorro de energía”, comenta Marrero. En esta línea, donde se encuentran el grueso de las estaciones, no se cuenta con sistema de ascensores para el cómodo acceso por lo que las personas con discapacidad deben esperar la ayuda y compañía de un operador retrasando su rutina.

Por su parte, la flota de Metrobuses cuenta con solo siete unidades tipo Yutong y otras 256 tipo Volvo con rampas de elevación, según Franklin Liendo, de la comisión de servicio del Ministerio de Transporte Terrestre.

La situación es más compleja con las alternativas municipales como Bus Caracas, Transmetrópoli y Transchacao, a pesar de ser proyectos posteriores a la aprobación de la ley (2013, 2012 y 2007 respectivamente). En este momento, no una es prioridad de las Alcaldías la movilidad peatonal, los proyectos se enfocan en soluciones a la congestión vehicular. “Hay mucho por hacer. Pero primero estamos enfocados en dar servicio, invitar a líneas ya conformadas para ampliar rutas e incorporar más unidades. A mediano plazo sí queremos modernizar las unidades”, explica el coordinador de transporte y tránsito de la Alcaldía de El Hatillo, Víctor Lovera. Las demás alcaldías de Caracas se encuentran en una situación parecida ante esta problemática: el desplazamiento de la solución para el futuro.

De acuerdo con los datos de Carcas Accesible, de las 60 unidades Transmetrópoli solo 6 cuentan con sistema de elevación pero el INTT aún no ha certificado su circulación. “Seguimos viendo la incorporación de sistemas de transporte avalados por el gobierno nacional y locales que ignoran la ley, que establecía un lapso de dos años para la adaptación de todas las unidades. Este lapso venció en 2009”, explica el director de la organización.

Políticas unificadas para la solución

Existe una responsabilidad compartida entre las alcaldías, institutos de transporte y el CONAPDIS para ejecutar políticas públicas en materia de transporte y movilidad de personas con discapacidad. Sin embargo, las articulaciones necesarias para la creación de un sistema unificado de accesibilidad no se están dando.

Rosa Carvallo, trabajadora Social de CONAPDIS, explica que los procedimientos de inspección del organismo se hacen primeramente en forma de talleres de sensibilización, asesorías y acompañamientos de proyectos. Procesos que para personas como Pedro Marrero son parte del problema: “CONAPDIS no funciona como una mano firme, dan recomendaciones. Pero luego de 7 años la ley no se puede mantener como algo opcional, debe existir un seguimiento real”.

El departamento legal y de procesos administrativos del concejo establece que ante el incumplimiento de las normas de adecuaciones físicas se poseen 50 días hábiles para establecer una multa y unos 15 días para pagarla. Estos procedimientos tardan más de tres meses y medio, aun así no se efectúan en su totalidad cuando se refiere a instituciones pública. En la capital el municipio pionero en cuanto a accesibilidad es Chacao, que desde hace cuatro gestiones viene contemplando focos de transitabilidad que se van irradiando a calles secundarias. Algo parecido ha surgido recientemente en el municipio Libertador, donde se están comenzando a dar espacios para la movilidad libre, aunque esto no se viene trabajando de forma unificada ni continua.

La ciudad de Curitiba en Brasil es un ejemplo mundial para la accesibilidad. Se trabaja en ello desde la década de 1970. Comenzaron creando un sistema de transporte público municipal que fuese cómodo y útil para todos, y eso hizo cambiar la visión de la población con respecto al acceso igualitario. Los defensores de la causa en Venezuela están seguros que este ejemplo demuestra como el cambio es posible si se comienza con una política de accesibilidad estatal, para pasar a una fiscalización del sector privado y así generar cultura ciudadana de forma orgánica.

“La accesibilidad no es un fin en sí mismo sino un medio para cambiar el paradigma que se tiene culturalmente de las personas con discapacidad. Crear una visión íntegra de las formas de la variedad humana”, comenta Pedro Marrero. Él, activista por necesidad, cree que la discriminación hacia las personas con discapacidad se da a través de la indiferencia y la invisibilidad. “La mayoría de la ciudad es intransitable y a nadie le parece importar porque no ven el problema”. Para Marrero, quien no deja de pensar en positivo, la ciudad puede cambiar drásticamente en un periodo de 10 años, pero haría falta verdadero trabajo y voluntad política para notar cambios sustanciales.

Por su parte, los órganos municipales y nacionales despiertan lentamente ante esta realidad que miles de caraqueños padecen, e ignorar por los momentos la urgencia y el potencial que se tiene en el trabajo mancomunado.

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Fuente: guayoyoenletras.net

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